Boletín
Comunidad Horeb-Carlos de Foucauld
Amistad e Intercesión ecuménica
Nº 5 – Enero - AÑO 2011
http://horeb-foucauld.webs.com
Iglesias orientales: La Iglesia de tradición bizantina (I)
ROMA, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El rito o tradición bizantina es la mayoritaria en el oriente cristiano, y a él pertenecen unos 300 millones de personas, en su inmensa mayoría de obediencia ortodoxa. Históricamente están vinculadas al antiguo Imperio bizantino, y por tanto al Patriarcado de Constantinopla, aunque a lo largo de los siglos, se han ido constituyendo iglesias autocéfalas en los distintos países, destacando
en número de fieles el Patriarcado de Moscú.
Sería muy largo y ajeno al propósito de esta serie de artículos profundizar en las causas que llevaron al Gran Cisma de 1054, y que actualmente están siendo objeto de discusión en el Comité de Diálogo Ecuménico entre Católicos y Ortodoxos.
Lo que subrayan todos los expertos es que el acto formal del cisma, la excomunión entre el papa y Miguel Cerulario, fue la culminación de un largo camino de distanciamiento entre Oriente y Occidente, no sólo en cuestiones canónicas y disciplinares, sino también litúrgicas, culturales e históricas.
En cualquier caso, ya desde el primer momento hubo intentos de reconstruir la unidad perdida, sin éxito. Después, Occidente viviría otro doloroso Cisma, el de Lutero, que volcaría su atención lejos de la cuestión oriental durante siglos.
De las tensiones entre ambas Iglesias y de las vicisitudes de los siglos, fueron surgiendo trece Iglesias católicas de rito bizantino, especialmente en Europa Oriental, también conocidas como “uniatas”, que explicaremos a continuación.
La liturgia bizantina o griega, la mayoritaria y más seguida de todos los ritos orientales, es llamada también Divina Liturgia, de una gran belleza visual, pues de ella participan también los iconos, la música, los ornamentos sagrados y la propia arquitectura, de forma que el fiel está “dentro” de la liturgia.
Procede de la liturgia que se celebraba en Antioquía, llamada “de Santiago”, y que fue reformada por san Basilio y san Juan Crisóstomo (siglos IV y V). Una de las importantes diferencias con el rito latino es el calendario festivo, el juliano, que va 14 días por detrás del gregoriano occidental.
La Sagrada Escritura está constantemente presente en la liturgia, mucho más que en Occidente. Se practica el ayuno más estrictamente, especialmente durante la Gran Cuaresma. Tienen una grandísima veneración a la Virgen María, bajo el título de Theotokos.
En cuestión de disciplina eclesiástica, los sacerdotes pueden ser hombres casados (aunque no pueden contraer matrimonio después de su ordenación, sólo antes). La lengua litúrgica utilizada es el griego o el eslavo antiguo, dependiendo de la influencia rusa o griega.
Otra característica importante de la Iglesia bizantina es la importancia del monaquismo, de las horas litúrgicas, y de la devoción particular, a través de la llamada “oración del corazón”.
Iglesia católica albanesa
La Iglesia bizantina de Albania pertenecía al patriarcado de Roma, a diferencia de las demás, que dependían de Constantinopla. En el año 731, en medio de las luchas iconoclastas, el emperador bizantino León III conquistó Albania y anexionó su Iglesia a Constantinopla, con lo que también participó en la ruptura de 1054.
Después, Albania cayó bajo el dominio musulmán, con lo que la Iglesia pasó a ser minoritaria. Entre 1895 y 1900, varios grupos de ortodoxos se hicieron católicos y solicitaron un obispo de su propio rito, lo que les fue concedido por Pío XII en 1939, en forma de Administración Apostólica.
Con la persecución comunista, y especialmente desde 1967, con la proclamación de Albania como Estado oficialmente ateo, la Iglesia católica albanesa pasó a la total clandestinidad hasta la caída del régimen. Hoy son 1.500 fieles, agrupados en una sola parroquia y dependen directamente de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Iglesia greco-católica bielorrusa
Esta Iglesia católica data de la unión de Brest (1596), cuando los obispos ortodoxos de la provincia de Kiev decidieron en grupo volver a la comunión con Roma. De esta unión surgieron las Iglesias greco católicas de Bielorrusia y Ucrania.
Tras la invasión de Bielorrusia en el siglo XVIII por los rusos, muchos católicos se unieron, unos voluntariamente y otros de forma forzosa, a la Iglesia ortodoxa rusa. Aunque en 1905 se reconoció libertad de culto, muchos católicos optaron por pasar al rito latino, y la Iglesia bizantina católica quedó reducida a unos 30.000 fieles.
Bajo la dominación comunista, los greco-católicos fueron de nuevo unidos por la fuerza a la Iglesia ortodoxa, hasta 1991. Los que lograron salir del país establecieron comunidades en la diáspora, que aún hoy existen.
Esta Iglesia actualmente cuenta con unos 5.500 fieles, agrupados en unas veinte parroquias. Depende directamente de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Iglesia greco-católica búlgara
La Iglesia ortodoxa búlgara ha estado tradicionalmente unida al Patriarcado de Constantinopla, a pesar de su independencia inicial. A lo largo de su historia, la reacción contra la helenización se confundió con los sentimientos nacionales, lo que afectó también a las relaciones con Roma.
A mitad del siglo XIX, el archimandrita Sokolsky pidió la unión con Roma, y fue consagrado como primer obispo católico bizantino, aunque el movimiento pro-Roma se disolvió tras conseguir de Constantinopla el reconocimiento de la independencia eclesiástica.
La pequeña comunidad greco-católica búlgara está formada hoy por unos 22.000 fieles, agrupados en el Exarcado de Sofía. La mayor parte de los católicos búlgaros siguen el rito latino.
Iglesia de los greco-católicos de ex Yugoslavia
También llamada Iglesia católica bizantina de la eparquía de Križevci, agrupa a los fieles católicos bizantinos de Bosnia, Croacia y Eslovelia (eparquía de Križevci), y el exarcado apostólico de Serbia y Montenegro.
Esta Iglesia se constituyó a lo largo de los siglos XVIII y XIX mayoritariamente con población emigrada desde Galitzia tras su conquista por parte de Rusia, así como de católicos rutenos procedentes de Transcarpatia y Eslovaquia. Actualmente son unos 53.000 fieles.
Iglesia greco-católica húngara
También tiene su origen en la emigración de católicos rutenos de rito bizantino. Lo más característico de esta Iglesia es que, debido a que un importante grupo protestante, en el siglo XVIII, se unió a ella adoptando el rito bizantino, se introdujo el uso del húngaro en la liturgia, en lugar del griego, aunque sin autorización.
En el año 1900, un grupo de greco-católicos húngaros peregrinaron a Roma para el Año Santo, y aprovecharon para pedir al papa León XIII que autorizara su situación y les proporcionara un obispo propio. En 1912, el papa Pío X erigió para ellos la Eparquía de Hajdúdorog. Actualmente son 302.000 fieles.
Iglesia bizantina eslovaca
En 1646, un importante grupo de jerarcas ortodoxos rutenos tomó la decisión de unirse de nuevo a Roma, en la llamada Unión de Uzhhorod, similar a la que habían protagonizado los ucranianos en Brest casi un siglo antes.
La Iglesia greco-católica eslovaca estuvo unida a la Iglesia rutena durante varios siglos. Durante la segunda Guerra Mundial, y tras la invasión comunista, el nuevo gobierno obligó a los greco-católicos a abandonar a Roma y unirse al Patriarcado de Moscú. El obispo greco-católico de Prešov, monseñor Gojdič, fue encarcelado y ejecutado.
Tras la caída del comunismo y la división del país, el papa Juan Pablo II creó el exarcado de Košice. El 30 de enero de 2008 el Papa Benedicto XVI elevó a la Iglesia a la categoría de metropolitana sui iuris, al mismo tiempo que elevaba Košice al rango de eparquía. Hoy cuenta con 258.000 fieles.
Los nuevos 'mártires' de la Iglesia
En el año 31 d.C. un diácono llamado Esteban fue acusado de blasfemia y condenado a morir lapidado en Jerusalén, convirtiéndose en el primer mártir de la Iglesia católica. Desde entonces, otros muchos cristianos han sido perseguidos, despreciados, discriminados e incluso asesinados a causa de su fe. Una situación que se prolonga hasta nuestros días.
El pasado 31 de octubre, sin ir más lejos, 56 fieles fueron asesinados en una iglesia de Bagdad por cuatro terroristas. Sólo unos días después, dos hermanos sirio-católicos fueron acribillados mientras trabajaban en su negocio familiar en Mosul, también en Irak.
En Nigeria, unos 500 cristianos fueron masacrados a machetazo limpio en marzo pasado en las luchas tribales contra los musulmanes. En Egipto, donde los cristianos coptos sufren cotidianamente discriminación, la diócesis de Hagaza ha registrado tres incendios en los últimos tres años. Y en el estado de Orissa, en la India, 93 cristianos fueron asesinados, 50.000 se vieron obligados a huir y un total de 6.500 viviendas, 350 iglesias y 45 escuelas fueron destruidas en seis meses de violencia entre 2007 y 2008.
El Vaticano calcula que al año 150.000 cristianos son asesinados en todo el mundo a causa de su fe. «En la situación actual, los cristianos son la minoría más oprimida y atormentada», señalaba el Papa en su reciente discurso de Navidad a la Curia.
Sin embargo, y a pesar de que los comportamientos anticristianos han registrado un fuerte aumentado desde el 11 de septiembre de 2001, se trata de una realidad que con frecuencia es ignorada o minimizada. «Desde hace años vivimos una situación de creciente persecución contra los cristianos, una situación de acoso y de discriminación que resulta aún más odiosa a causa del silencio que Occidente mantiene al respecto», denuncia el intelectual francés René Guitton, miembro del comité de expertos de la Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas, y autor de Ces chrétiens qu'on assassine (Los cristianos que son asesinados), un libro por el que ha sido galardonado en Francia con el Premio de los Derechos Humanos.
Pero algo ha comenzado a cambiar. La Santa Sede ha redoblado sus esfuerzos a la hora de denunciar la persecución que en numerosos países padecen los cristianos, como lo demuestra el hecho de que Benedicto XVI decidiera abordar ampliamente el asunto, entre otros momentos, durante su discurso navideño a la Curia o en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero. Y, además, se le dedicó un amplio espacio a la cuestión en el reciente sínodo sobre Oriente Próximo, que en octubre pasado reunió en el Vaticano a 19 cardenales, nueve patriarcas, 72 arzobispos, 67 obispos y 10 sacerdotes y donde la persecución de los cristianos fue uno de los temas estrella.
Pero la gran novedad es que la Iglesia ya no es la única en denunciar la intolerancia religiosa que soportan los cristianos. Cada vez más intelectuales y artistas están comenzando a alzar su voz contra la cristianofobia, un concepto cada más extendido, lo que ya resulta en sí mismo revelador.
En realidad, el término cristianofobia fue acuñado oficialmente en 2003, cuando se utilizó por primera vez en una resolución de la ONU. Desde entonces, y a instancias de la Santa Sede, ha conseguido abrirse camino en otros foros y organizaciones internacionales, logrando situarse codo con codo junto con la islamofobia y el antisemitismo. Pero es ahora cuando algunos pensadores comienzan a elevar públicamente su voz contra la persecución que en muchos lugares del mundo padecen los cristianos, cuando el concepto de cristianofobia comienza a cristalizar.
Guitton, cuyo libro en Italia ha sido publicado precisamente bajo el título de Cristianofobia y que calcula que 50 millones de cristianos sufren acoso y discriminación a causa de su fe, tiene mucho que ver en ello. Pero no es el único intelectual que está obligando a Occidente a reflexionar sobre el asunto.
También el filósofo Bernard-Henri Lévy está poniendo su granito de arena. Recientemente, publicó una columna en la que analizaba el porqué del revuelo de unas declaraciones suyas en las que aseguraba que hoy los cristianos constituyen, «a escala planetaria, la comunidad más constante, violenta e impunemente perseguida». Y se quejaba de que mientras el antisemitismo es, justamente, un delito tipificado y castigado, y los prejuicios contra los árabes o los gitanos son, por suerte, condenados por asociaciones como Sos Racismo, ante «la persecución en masa de cristianos (…) no hay nadie que alce la voz».
Amnistía Internacional lo acaba de hacer, denunciando el hostigamiento que sufren los cristianos en Irak. Pero, sin duda alguna, Francia se está convirtiendo en el país pionero a la hora de rechazar la cristianofobia como demuestra Los hombres de Dios, una película dirigida por Xavier Beauvois y presentada en la última edición del festival de Cannes, que ya han visto dos millones de franceses y con la que el país galo aspira al Oscar a la mejor película extranjera. La cinta se inspira en la tragedia real ocurrida en 1996 en la localidad argelina de Tibhirine, donde siete monjes franceses fueron secuestrados por el Grupo Islámico Armado y asesinados.
Pero, ¿por qué a Occidente le cuesta tanto reconocer la persecución de los cristianos? «Porque, mientras con las minorías es políticamente correcto denunciar que sufren discriminación, con los cristianos lo políticamente correcto es cerrar la boca», sentencia Francesco Greco, director general de cooperación cultural del Ministerio Exterior italiano, durante la presentación hace unos días del informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo, que desde hace años realiza la ONG Ayuda a la Iglesia que Sufre, y que ha vuelto a dejar en evidencia la persecución que en muchos lugares padecen los cristianos.
Aunque, según algunos, es la propia Iglesia la que está contribuyendo de algún modo a que algunos arruguen la nariz al oír hablar del acoso contra los cristianos, colocando el laicismo en el mismo plano que el radicalismo islámico al hablar de cristianofobia. «El fundamentalismo religioso y el laicismo son formas simétricas y extremas de rechazo del pluralismo religioso», aseguró Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz.
Un periodista francés se permitió observar recientemente, durante una rueda de prensa en el Vaticano, que le parecía absolutamente grosero meter en el mismo saco a la hora de hablar de persecución contra los cristianos el laicismo y el fundamentalismo islámico, dado que mientras el segundo mata, el primero no. A lo que el obispo Mario Toso, secretario del Pontificio del Consejo de la Justicia y la Paz, reaccionó asegurando que el laicismo también mata. «Mata interiormente», aseguró. IRENE HDEZ. VELASCO / Roma
Entrevista con el abogado que defiende a los cristianos paquistaníes
WASHINGTON, domingo 12 de diciembre de 2010- Las así llamadas leyes anti blasfemia de Pakistán atraen periódicamente la atención internacional, como en el caso de Asia Bibi, una cristiana sentenciada a muerte acusada de blasfemar contra Mahoma. Pero estas leyes son algo con lo que los cristianos paquistaníes han tenido que vivir y aguantar durante más de 20 años.
Varias ONGs de todo el mundo intentan ayudar a los cristianos en Pakistán cuando son víctimas de la legislación anti blasfemia o el clima general de discriminación.
El American Center for Law and Justice es una de estas organizaciones. Shaheryar Gill, un abogado paquistaní educado en Estados Unidos y Corea, es consejero asociado de este centro.
En esta entrevista, Gill presenta una visión desde dentro de las leyes anti blasfemia y habla sobre las razones para la esperanza en Pakistán.
--¿Puede hablarnos sobre usted? ¿Usted nació y creció en Pakistán?
--Gill: Sí, nací en una familia cristiana. Me crié en Pakistán. Fui a una facultad de derecho cristiana en Corea y luego en Estados Unidos. Y ahora trabajo con el American Center for Law and Justice como consejero asociado en Virginia.
--¿Cómo llegó a usted a este tipo de trabajo?
Gill: Solía trabajar con una organización de derechos humanos en Pakistán antes de ir a la facultad de derecho, y nuestra organización daba asistencia legal a las minorías perseguidas de Pakistán, especialmente a los cristianos. Durante mi trabajo en aquella organización vi a un montón de gente en Pakistán que era perseguida por su religión y discriminada por sus creencias. Así que comencé a desarrollar el interés en el derecho y un día decidí ir a una facultad de derecho.
--¿Puede decirme de qué clase de discriminación estamos hablando?
Gill: Sí, en Pakistán la gente es perseguida por su religión. Muchas personas son objetivo de las conocidas "leyes de la blasfemia" que fueron promulgadas en 1986 por un dictador militar, el general Zia ul-Haq, y bajo estas leyes mucha gente ha sido perseguida en las últimas dos décadas.
--¿Qué significa "ley de la blasfemia"? ¿De qué estamos hablando en la práctica?
Gill: Básicamente de si alguien dice cualquier cosa despectiva sobre el Islam puede ser procesada. La más conocida de estas leyes es la Sección 295 C del Código Penal Paquistaní, que establece que: Cualquiera que, de palabra, sea hablado, escrita o por una presentación visible, profane el nombre sagrado de Mahoma será castigado con la muerte. Otras secciones del código penal prohíben la profanación del Corán y de los lugares religiosos, e incluso el decir palabras despectivas sobre personalidades religiosas.
--Usted afirma que esto afecta tanto a cristianos como a musulmanes. ¿Cómo puede afectar esto a un musulmán?
--Gill: No importa si una persona es cristiano o musulmán; una vez que dice cualquier cosa despectiva sobre el islam, cualquiera que lo escuche puede ir a la comisaría de policía y presentar una queja de blasfemia contra a ella. Pero hay que recordar que estas leyes no son utilizadas sólo contra una supuesta blasfemia sino también para disputas personales entre dos personas. Por ejemplo, alguien decide darle a otro una lección, y así va a una comisaría y presenta cargos contra el otro. Estas leyes se utilizan para fines personales.
--¿Podría ponernos un caso de cómo se reivindican las leyes de blasfemia?
--Gill: Hubo un ataque a una aldea en Kasur por una multitud de cientos de musulmanes contra una aldea cristiana de 135 familias. La chispa que hizo estallar la violencia fue una acusación de blasfemia. Había una disputa entre un cristiano y un musulmán. El cristiano estaba conduciendo su tractor y se le cruzó una moto en la carretera. Pidió al propietario de la moto que por favor la moviera para que pudiera pasar. El propietario le dijo al cristiano del tractor: ¿Cómo podía un "chuhra" decirle lo que tenía que hacer? Un "chuhra" es un término despectivo para los cristianos. Sobre esto tuvieron una pequeña disputa. Algunas personas intervinieron para parar la lucha y todos se fueron a casa. Unas horas después una familia musulmana reunió a otras y atacaron y golpearon a la familia cristiana. Al día siguiente anunciaron en la mezquita que un cristiano había profanado el Corán. Una turba se reunió y atacó a las 135 familias de aquella aldea sólo por una pequeña disputa entre dos personas.
--¿Así que es algo que se politiza con facilidad?
--Gill: Absolutamente. Se puede politizar con facilidad. Los musulmanes en Pakistán son intolerantes ante cualquier blasfemia contra el islam. Tenemos que recordar que estos incidentes pueden no ser, como he dicho antes, blasfemia, sino disputas personales. Así que la gente tiene que comprender que, al menos, deberían primero investigar lo que ha ocurrido y sacar todos estos conflictos personales ante un tribunal de justicia en vez de utilizar la ley de la blasfemia por motivos personales.
--Usted ha mencionado antes la palabra "chuhra", un término despectivo para los cristianos. ¿Cómo son, en general, las relaciones entre cristianos y musulmanes en Pakistán?
--Gill: En general solemos convivir bien. A los cristianos se les permite ir a las iglesias y tener sus servicios religiosos, pero en cuanto hay un conflicto sobre la religión misma y si hay una discusión o algo que vaya más allá - si hay una disputa personal - es muy fácil utilizar la ley. Todo lo que hay que hacer es ir a una comisaría de policía para presentar una queja. Si usted tiene un pequeño conflicto conmigo, yo (como musulmán) no voy a la comisaría porque la pena si acaso será una multa. En cambio si presento una denuncia de blasfemia contra ti, se puede arruinar toda tu vida. Pueden destrozar tu propiedad. Puedes pasarte la vida en la cárcel.
--¿Cuál es el castigo típico para la blasfemia?
--Gill: Hay castigos diversos dependiendo de las violaciones basadas en el código penal bajo la sección de blasfemia. El castigo más duro es la pena de muerte si has dicho algo contra el profeta islámico.
--¿Se ha aplicado alguna vez?
--Gill: Nunca se ha aplicado, pero ha habido gente que ha sido sentenciada a muerte. Originariamente ha sido cadena perpetua, o muerte. En 1991 el Tribunal Federal de la Sharia, que es un tribunal islámico, afirmó que la sentencia de muerte no era un castigo apropiado y que la muerte sólo es un castigo adecuado para la blasfemia contra el nombre del profeta.
--Hemos hablado un poco sobre las leyes de la blasfemia. ¿A qué otro tipo de discriminación se enfrentan los cristianos en Pakistán?
--Gill: Mencioné el término "chuhra". Todo cristiano en su vida ha tenido que sufrir al ver cómo sus vecinos musulmanes, sus amigos u otros le llaman con ese término despectivo. Los cristianos son vistos como ciudadanos de segunda clase. Incluso la constitución hace a los cristianos, o a las minorías, ciudadanos de segunda clase porque uno de sus artículos afirma que el presidente no puede ser un no musulmán. Como cristiano yo no puedo presentarme como candidato a presidente, así que automáticamente por la constitución te conviertes en un ciudadano de segunda clase. La constitución concede derechos fundamentales: libertad de expresión, libertad de religión, pero estas libertades están sujetas a restricciones. El artículo 19 de la constitución, por ejemplo, concede la libertad de expresión, pero está sometida a "restricciones razonables" como la "gloria del islam" o el orden público. Desde 1986, cuando se promulgó la ley originaria de la blasfemia, sección 295 C, hasta el 2009, ha habido más de 900 casos de denuncia por blasfemia. En lugar de prohibir o restringir los incidentes de blasfemia, estas leyes han aumentado los casos de blasfemia. La mayoría de estos casos se han presentado bajo alegaciones falsas. Ahora, una falsa alegación es una blasfemia. Así que estas leyes que se suponen que protegen la gloria del islam han violado básicamente la gloria o santidad de dicha religión cuando la gente presenta acusaciones falsas contra otros.
--¿Se ha encontrado usted personalmente con este tipo de discriminaciones?
--Gill: No ante casos de persecución, pero sí de discriminación. Mis amigos musulmanes me llamaban el "chuhra". Es un término histórico que hacía referencia a los hindúes convertidos al cristianismo durante el mandato británico en el subcontinente. La mayoría de estos convertidos eran intocables y los hindúes no los trataban bien. Se importó este término para los cristianos y quiere decir que los cristianos son ciudadanos de una casta baja.
--Es interesante que mencione esto porque en 1947, cuando se creó Pakistán, se creó como el "hogar de los puros", pero al mismo tiempo el primer presidente estableció que los cristianos debían ser libres de acudir a sus iglesias para rezar. ¿Pueden los cristianos vivir su fe abiertamente? ¿Pueden expresar su fe?
--Gill: Puedo decir a la gente que soy cristiano pero no puedo tratar de que alguien se convierta al cristianismo, especialmente si es musulmán. No tenemos leyes contra la conversión en Pakistán, pero la sociedad en general no toleraría que una persona se convirtiera.
--¿Qué ocurriría si se descubriera que usted como cristiano está intentando lograr conversiones? ¿Y qué le ocurriría a un musulmán?
--Gill: Ha habido casos en el pasado, si recuerdo bien, en que otros ciudadanos han asesinado a gente o la han atacado por convertirse al cristianismo.
--¿Ha recibido casos legales en el American Center for Law and Justice de musulmanes convertidos al cristianismo para pedir asesoramiento y apoyo legal?
--Gill: No a mí personalmente, pero tenemos casos. Cuando trabajaba en Pakistán, teníamos casos de blasfemia en los que representábamos a la gente. En mi trabajo con el American Center for Law and Justice, básicamente proporcionamos asistencia legal a las minorías cristianas en Pakistán. Tenemos el caso en Pakistán del hijo de un pastor que fue acusado por la policía local de cometer un robo. Se arrestó a algunas personas. La policía liberó a todos los demás - todos musulmanes - excepto al hijo del pastor. Fue torturado y le rompieron la columna vertebral. Representamos a este joven. No puede caminar. Es una situación terrible. La policía le amenazó con la muerte si presentaba cargos contra ellos ante un juez. Tratamos continuamente con este tipo de casos de discriminación y éste es un caso de discriminación. Es la verdadera razón por la que soltaron a todos los demás, le detuvieron, y le torturaron en vez de llevarlo a un tribunal para acusarle y permitir que el tribunal decidiera. Esta es la razón por la que tenemos tribunales. Desgraciadamente la policía actuó como juez y jurado porque él era cristiano.
--Lo que usted está tratando es muy delicado porque se trata de la cultura el derecho. ¿Debe ser difícil para usted?
--Gill: Es difícil. A veces me preocupa mi seguridad porque tratas con la policía y los políticos. En otro caso, en Gojra, se asesinó a varias personas. Seis fueron quemados hasta morir y a dos les dispararon. En aquel caso, se acusó a varios musulmanes de vandalismo y del asesinato de cristianos. Se trataba de un conflicto en el que una familia cristiana tenía una disputa con una familia musulmana. La familia musulmana decidió hacerlo público y básicamente presentó cargos formales de profanación del Corán contra la familia cristiana. Esto se anunció en la mezquita. Se reunió una multitud, les quemaron y asesinaron.
--Cuando hay tensiones internacionales, por ejemplo en Irak o Afganistán, ¿afectan a su entorno, a las relaciones locales entre cristianos y musulmanes?
--Gill: Veinte años o más de leyes contra la blasfemia en Pakistán han inculcado en la gente que el castigo por insultar el islam es la muerte. Así que, más que ir a los tribunales, la gente se ha tomado la justicia por su mano. Ahora, llegados a este punto: el islam es también una comunidad orientada hacia la religión, que es algo muy bueno, pero, al mismo tiempo, cuando ven estas guerras contra otros estados musulmanes como Irak y Afganistán, sienten una responsabilidad y solidaridad con estos musulmanes e intentan exigir venganza contra los cristianos locales, porque perciben a estos cristianos como agentes norteamericanos. Este es un factor que es importante considerar para comprender por qué se da un aumento de violencia contra los cristianos.
--Hemos estado hablando mucho sobre las dificultades pero también debe haber historias de ayuda entre las comunidades musulmanas y cristianas o quizá historias en las que los musulmanes han acogido a los cristianos en sus casas cuando han sido atacados o han estado en dificultades.
--Gill: Hay muchas ONGs musulmanas. Son generosas y quieren ayudar pero, al mismo tiempo, que quieren ayudar a los cristianos y a otras minorías, tienen que ir contra sus conciudadanos musulmanes, lo que también amenaza su existencia. Así que básicamente sólo las organizaciones cristianas representan a estas víctimas. Algunas organizaciones musulmanas trabajan con organizaciones cristianas para dar asistencia a los cristianos.
--¿Así que una organización como la suya no sólo juega un papel jurídico, sino también un papel de defensa que es importante para presionar más, por ejemplo, al gobierno paquistaní para que respete las leyes, y respalde las leyes a favor de todas las minorías de Pakistán?
--Gill: El American Center for Law and Justice proporciona asistencia legal a organizaciones paquistaníes que trabajan con él. También hemos escrito una petición a las Naciones Unidas, declarando que todos estos incidentes son una violación del derecho internacional y Pakistán está obligado a observar las leyes internacionales sobre derechos humanos. Y sí, estamos implicados en el debate público y, hace poco, hemos tenido una reunión con funcionarios de la embajada de Pakistán y les hemos puesto al corriente de estos acontecimientos. Espero que hagan algo para brindar justicia a las víctimas y perseguir a quienes comenten estos actos basándose en la religión.
--Muchos de los cristianos locales se han rendido, han recogido sus pertenencias y se han marchado. ¿Por qué se va la gente joven? ¿Y qué tipo amenaza plantea esto a los cristianos en Pakistán?
--Gill: Es necesario que respaldemos a los cristianos de Pakistán. Y la manera de hacerlo es a través de la educación. Los mejores colegios de Pakistán son los colegios cristianos - católicos y anglicanos. Ambos dan la mejor educación, pero, al mismo tiempo, educan sobre todo a musulmanes. El problema con esto es que si no damos una buena educación a los cristianos, no lograran buenos puestos de trabajo. Siguen siendo analfabetos. Después no tienen ninguna influencia en la sociedad y son blancos fáciles. Y al volverse blancos fáciles es fácil explotarlos porque no pueden responder. No pueden plantar cara. No pueden defenderse.
--¿Hay esperanza para los cristianos? ¿Hay esperanza para su país?
--Gill: Sí, tengo esperanza pero, por supuesto, tenemos que rezar por todo esto. Necesitamos muchas oraciones por ambos, cristianos y musulmanes de Pakistán. Especialmente oraciones por los musulmanes para que Dios les dé discernimiento, conocimiento y espíritu de tolerancia y creo que esto sólo puede lograrse con el poder del Espíritu Santo. Después, es necesario que eduquemos y respaldemos a los cristianos locales para que puedan aguantar.
Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
ROMA, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI clausurará la semana anual de oración por la unidad de los cristianos el 25 de enero, como es tradición, en la fiesta de la conversión de san Pablo, presidiendo las vísperas ecuménicas en San Pablo Extramuros de Roma a las 17,30 horas.
La semana de oración por la unidad, que se celebrará del martes 18 al martes 25 de enero de 2011, propone este año meditar sobre la primera comunidad cristiana de Jerusalén tal como es presentada en los Hechos de los Apóstoles.
Los textos para los ocho días se encuentran en la web del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Las meditaciones se encuentran en la página titulada El ecumenismo espiritual en el ámbito internacional. También diversas conferencias episcopales han publicado libritos con los textos.
La redacción de las meditaciones propuestas ha sido confiada este año a cristianos de Tierra Santa, con el tema Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración (cf. Hch 2,42).
El material ha sido preparado para su difusión internacional por una comisión mixta nombrada por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, en base a una propuesta de un grupo ecuménico de Jerusalén.
Las Comisiones ecuménicas de las conferencias episcopales y de los Sínodos de las Iglesias católicas de rito oriental han sido invitadas a adaptar el texto de acuerdo a la situación ecuménica local y a las distintas tradiciones litúrgicas presentes en el territorio.
Los textos ponen el acento, día tras día, en la valentía del testimonio, el Pentecostés y la unidad de las diversas culturas, la Palabra de Dios, el compartir, la fracción del pan, la oración y el Padrenuestro, la resurrección y la esperanza y la reconciliación.
El consejo pontificio para la unidad de los cristianos insiste en el hecho de que la semana de oración es una invitación a vivir este deseo de unidad del mismo Cristo cada día del año.
El año pasado, el 25 de enero, en la Basílica de San Pablo Extramuros, el Papa destacó que el compromiso por la unidad de los cristianos es una llamada a todos los bautizados.
Anunciando el próximo encuentro de las religiones por la paz en Asís, para octubre de 2011, con motivo de los 25 años del encuentro promovido por Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986, Benedicto XVI invitó recientemente a los responsables de las demás confesiones cristianas a participar en él y pidió a los fieles que oraran por esta intención.
Durante el rezo del Ángelus del 1 de enero de 2011, el Papa declaró que “las grandes religiones pueden constituir un factor importante de unidad y de paz para la familia humana”.
“Por eso -continuó-, el próximo octubre, iré en peregrinación a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse en este camino a nuestros hermanos cristianos de distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo y, de manera ideal, a todos los hombres de buena voluntad”.
Quiso “hacer memoria de este gesto histórico” deseado por su predecesor y “renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de toda religión a vivir su fe religiosa como un servicio a la causa de la paz”.
Para enero de 2011, Benedicto XVI ha escogido como intención de oración misionera justamente la unidad de los cristianos, que, desde su elección en 2005, ya anunció que sería una prioridad de su pontificado.
El Papa pide a los católicos que recen “para que los cristianos puedan llegar a la plena unidad, dando testimonio a todo el género humano de la paternidad universal de Dios”.
Oh Dios,
tú amas la justicia y estableces la paz en la tierra.
Traemos ante ti la desunión de nuestro mundo de hoy:
la violencia absurda y las guerras
que minan el ánimo de los pueblos del mundo;
el militarismo y la carrera armamentista
que amenazan la vida del planeta;
la codicia humana y la injusticia
que engendran el odio y el conflicto.
Envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra;
enséñanos a ser compasivos con toda la familia humana;
fortalece a todos los
que luchan por la justicia y la paz;
conduce a todas las naciones por los senderos de la paz,
y danos de esa paz que el mundo no nos puede dar.
Todos: Amén.
tú amas la justicia y estableces la paz en la tierra.
Traemos ante ti la desunión de nuestro mundo de hoy:
la violencia absurda y las guerras
que minan el ánimo de los pueblos del mundo;
el militarismo y la carrera armamentista
que amenazan la vida del planeta;
la codicia humana y la injusticia
que engendran el odio y el conflicto.
Envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra;
enséñanos a ser compasivos con toda la familia humana;
fortalece a todos los
que luchan por la justicia y la paz;
conduce a todas las naciones por los senderos de la paz,
y danos de esa paz que el mundo no nos puede dar.
Todos: Amén.