Boletín
Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de
Foucauld
Nº 24-Agosto 2012
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o
o
o
Búho
despierto en la noche
Cuando cae la noche
en la vida y sueños
de varias generaciones
unos velan mientras otros duermen
conciencia despierta
transparenta esperanza al alba
la mirada del búho
insondable claridad
traspasará el cristal
en herméticas soledades
Luz del día condensada
ojos del mundo doliente
que camina a ciegas
aquellos que como el búho
ven la verdad a través de las sombras
mientras es de noche
quizá aceleren la llegada del nuevo
día
Blanco búho, luminaria del bosque
silente
que distingues los múltiples colores
del día
en la oscuridad monócroma
la Luz condensada en tu mirada sin
parpadeo
alumbra los ojos que la ven
aún en la noche
Como búhos despiertos en la noche
con el candil encendido y provistos de
aceite
algunos mantienen la mirada atenta
y la conciencia alerta
para que el juego de luces y sombras
no llegue a deslumbrar
al resto de habitantes del bosque
y la ceguera de ser transitoria
pase a ser irreversible
Búhos despiertos
con la Luz del día en la mirada
alejad las sombras
que ciegan
y no dejan Ver
a
búhos despiertos de todas las noches.
Concepción Merí Cucart
Valencia 29-VII-2012
Afroamericanos
católicos
XII Encuentro de Pastoral Afroamericana
El Papa
invita a profundizar en los valores culturales afroamericanos
Benedicto XVI, a través del cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, ha enviado un mensaje al obispo
Pablo Varela Server, auxiliar de Panamá y presidente del Departamento de
Educación y Cultura del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), con motivo
del XII Encuentro de Pastoral
Afroamericana que concluirá en Guayaquil (Ecuador)
mañana, 20 de julio.
El Santo Padre anima a los obispos que participan en las reuniones
a "profundizar en los valores culturales, la historia y las
tradiciones de los afroamericanos, con vistas a que la Iglesia sepa
cada vez más presentar a Jesucristo como las respuesta auténtica a los
interrogantes más profundos del ser humano dejándose conducir por el impulso
del Espíritu Santo que ha venido a fecundar todas las culturas
"purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo
encarnado había puesto en ellas orientándolas así por los caminos del
Evangelio".
El Papa invita también a los obispos y a sus colaboradores a
seguir "acompañando a estas queridas poblaciones, a veces marginadas y
poco atendidas".
El tema de este XII Encuentro es "La
pastoral afroamericana y caribeña y el documento de Aparecida. Retos y
esperanzas en la Iglesia y en la sociedad" y cuenta con la participación
de 250 delegados de Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México,
Argentina, Panamá, Bolivia, Haití, República Dominicana, Paraguay, Chile,
Uruguay, Nicaragua, Costa Rica, Honduras, Guatemala y Jamaica.
Revitalizar los procesos de participación del pueblo afroamericano
en la Iglesia y la sociedad; fomentar la unidad y el desarrollo humano,
social y religioso de los pueblos de América Latina y el Caribe; continuar el
proceso de construcción de comunidades cristianas negras con rostro propio, son
los objetivos del encuentro, inaugurado el 16 de julio.
En el mismo ámbito, del 13 al 15 de julio, ha tenido lugar,
siempre en Guyaquil el III
Encuentro de obispos con poblaciones afroamericanas en América latina y el
Caribe durante
el cual se han revisado y ampliado las líneas pastorales afro-continentales
que, además, en 2013, cumplen el décimo aniversario de su publicación.
"Sobre todo con la promulgación del Año Afrodescendiente (ONU
2011) y la reciente intención del Decenio de los Afrodescendientes -dice una
nota del CELAM- la
Iglesia en América Latina busca resaltar su particular atención a las
poblaciones afrodescendientes, su presencia y participación en
la Iglesia y en la sociedad".
Redacción, 19 de julio de 2012 a las 17:27
La Iglesia en América Latina busca resaltar su particular
atención a las poblaciones afrodescendientes
/>
El Lento
Triunfo de la Teología de la Liberación
13
20:55:52 de julio de 2012
La Teología de la Liberación, en cuanto teología católica, urge a
la Iglesia a convertirse en la Iglesia de los pobres...(Jorge Costadoat, SJ).
La
Teología de la liberación, como asegura G. L. Müller, es teología católica. El nuevo Prefecto de la Congregación para la Fe habla en
términos generales, lo cual equivale a decir que es “católico” que una teología
intente formular la fe y que, en el intento, unos ensayos resulten mejores que
otros. Así se entiende que el Card. Ratzinger en 1984 haya publicado un
documento muy crítico hacia ella (al menos a lo que él entendió por ella) y,
acto seguido, haya publicado otro documento en el que acoge sustancialmente su
aporte (1986). Este ir y venir en el pensamiento de la fe constituye a la
teología cristiana en cuanto tal, y no debiera nunca dejar de ser
característica suya. Por lo cual no se entiende el maltrato que han recibido
los teólogos latinoamericanos del post-concilio. Pero este es ya otro tema.
Por ahora cabe destacar que es teología
católica y, en consecuencia, un aporte a la teología de la Iglesia católica:
1)
Debe celebrarse, por tanto, que Dios opta por los pobres, y que esta opción
debe traducirse en una opción preferencial de la Iglesia por los pobres. En
Aparecida Benedicto XVI aseguró que la opción por los pobres es inherente a la
fe en Cristo. En breve, no se puede ser “cristiano” si no se toma partido por
los pobres en contra de la injusta pobreza. ¿Están nuestras sociedades
dispuestas a renunciar a llamarse “cristianas” ya que su opción real es el
consumo, la competencia, la concentración de la riqueza, todo lo cual al menor
costo posible: bajos salarios y desocupación?
2)
La Teología de la liberación, en cuanto teología católica, urge a la Iglesia a
convertirse en la Iglesia de los pobres. Esto no solo es legítimo afirmarlo. Ha
de ser realizado. La Teología de la liberación, con pleno derecho, pide a los
católicos no solo una conversión a un estilo austero a favor de los que no
tienen. Los católicos deben compartir todo lo necesario para sacar de la
miseria a los que viven en ella. ¡Cómo es posible que en Santiago de Chile haya
gente que muera de frío en las calles, hoy que los medios sobran para evitarlo!
Caridad, lucha contra la injusticia, olfato solidario… Todo esto está faltando.
Pero falta lo más importante: una Iglesia que reciba de los pobres su mirada
sobre el mundo, su modo de sufrir, su capacidad de lucha y de espera. Estamos,
en realidad, a la espera de la Iglesia que la Teología de la liberación ha
generado en los barrios populares: una iglesia alegre, participativa,
compasiva, con apertura a la totalidad de la vida humana y exigente
sociopolíticamente hablando. Una Iglesia con sentido común para interpretar la
doctrina de la Iglesia universal y, por esto, una Iglesia que va abriendo
un camino a un catolicismo entumido.
En
suma, la revalorización de la Teología de la Liberación representada en la
asunción al cargo de Prefecto de la Congregación de la Fe de Müller da fuego y
autoridad a la Iglesia cuando esta más lo necesita.
Jorge Costadoat, SJ
Después de terminado el curso escolar,
contaré una anécdota tomada
precisamente
del mundo educativo. Hace unos días me contaron que en la eucaristía de fin de
curso de los profesores de un colegio regentado por una congregación religiosa
femenina se leyó un texto peculiar, por llamarlo de alguna manera antes de
entrar en su valoración. Dos datos son necesarios para contextualizarlo: el primero,
que fue leído antes de la liturgia de la Palabra, y por lo tanto no “sustituyó”
a ninguna lectura de la Sagrada Escritura.
El
segundo, que la celebración tuvo lugar justo el día en el que la Iglesia
católica celebra la memoria de San
Ireneo de Lyon, obispo nacido en Esmirna (Asia Menor, actual Turquía) en el
siglo II y muerto en la ciudad francesa que pastoreó, uno de los llamados
Padres apologistas. Aunque la Misa tuvo un acento fundamental de acción de
gracias por el curso escolar finalizado y por la dedicación y entrega de las
consagradas y del resto de los docentes, se celebró en comunión con toda la
Iglesia la memoria litúrgica del santo obispo francés, con los ornamentos rojos
incluidos, propios en el recuerdo de alguien que destacó no sólo como
combatiente de la herejía gnóstica de su tiempo, sino también como mártir de
Cristo.
El texto
en cuestión, muy poético y atractivo, leído por un profesor del colegio,
llevaba la firma deAmado Nervo. Este poeta mexicano nacido en 1870 tiene
un estilo en el que destaca, según los entendidos, “una espiritualidad mística”, debida quizás a su paso
por el Seminario de Zamora (la mexicana, en Michoacán), y más tarde a la muerte
prematura de su esposa. En sus versos puede verse cómo trata el tema de la vida
y de la muerte, los misterios de la existencia, etc. Nervo, encuadrado en el
modernismo (lo han llamado “hijo
literario de Rubén Darío”), fue periodista, profesor, inspector de
Enseñanza y diplomático, así que estamos ante un hombre en el que no riñen la
vocación poética y la vida mundana.
Sin entrar con mucha profundidad en su vida y obra, sí se debe
reseñar, a la hora de entenderlo, su relación fluctuante con la fe católica, y
así podemos encontrarnos con períodos de una escritura más difusamente
espiritual y panteísta, y momentos más cercanos a las creencias ortodoxas de la
Iglesia. Y un último apunte de interés: según algunas publicaciones masónicas,
este escritor habría sido uno de los más célebres “hijos de
la Viuda” iberoamericanos
(así es como se denominan los miembros de esta sociedad secreta).
No
pretendo enjuiciar al autor, al que no conozco lo suficiente, ni a su obra
–que, completa, ocupa 29 volúmenes–, sino limitarme al hecho de la lectura de
un texto concreto en prosa de Amado Nervo en una Misa que, casualmente, se
celebró el día de San Ireneo de Lyon. El escrito en cuestión lo he encontrado
con varios títulos diferentes, pero que dan buena cuenta de su contenido: “El arquitecto escondido” o “Dentro de ti está el secreto”. A primera vista se
comprueba su carácter introspectivo y espiritual, incluso de ese género tan de
moda hoy como es el pensamiento positivo y la autoayuda. De hecho, comienza con
esta frase: “Busca
dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas
más exteriores y materiales”.
Sin
conocer su autoría, podría atribuirse a cualquier maestro oriental o de la
órbita de la Nueva Era. Y queda clara la antropología de fondo: todo puede
solucionarse desde el interior de la persona y su bondad natural. No sé cómo
encajarían aquí las palabras de Jesús de que lo que sale de dentro es lo que
hace impuro al hombre, lo que lo contamina (cf. Mt 15, 18-20). Algunos,
haciendo esa sabia exégesis interesada que otorga o quita valor a las palabras
del Maestro según las propias ideas, dirían que se trató de un ramalazo judío
de Cristo, al que de manera momentánea se le escapó una reflexión sobre el
pecado y la impureza.
Sin
embargo, al dar un paso más allá en el texto de Amado Nervo, leemos estas
enigmáticas palabras: “Dentro
de ti está el secreto; dentro de ti están todos los secretos”. A poca
formación histórica y religiosa que tenga uno, se le saltan todas las alarmas:
¡gnosis! En el cristianismo primitivo muy pronto crecieron los grupos
gnósticos, con sus propios textos –considerados apócrifos por la Iglesia– y con
una interpretación peculiar de la persona y las enseñanzas de Jesús. Éste
habría transmitido una sabiduría oculta a algunos de sus discípulos, y sólo los
iniciados en las doctrinas gnósticas podrían acceder a esta verdad críptica.
Como
leemos en el Evangelio
de Tomás (hallado
en Nag Hammadi), puesto en boca de Cristo, “yo
comunico mis secretos a los que son dignos de ellos”. En el Evangelio de Felipe se puede
ver esta expresión que sintetiza el convencimiento de los gnósticos: “nos ha sido hecho patente lo perfecto y el secreto de la verdad”. En Pistis Sophia leemos
cómo Jesús dice a sus discípulos y a su Madre:“Yo os revelaré todos los
secretos, desde lo profundo de las cosas interiores hasta lo más exterior de
las cosas exteriores”.
Como
puede verse, el tema del secreto es recurrente en las doctrinas gnósticas, que
en síntesis pretenden llegar a la salvación no por la fe, sino por el
conocimiento de una sabiduría oculta (de hecho, gnosis significa “conocimiento” en griego). Esto enlaza perfectamente con
las versiones más contemporáneas y comercializadas de la gnosis, que
popularizan esta idea del secreto que habita en el interior del hombre. Y es
que el texto se remata con esta frase: “Y
acertarás constantemente, pues dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos
los secretos”.
Un
secreto que, en el fondo, no es otra cosa que el conocimiento de que cada
persona es una chispa de la gran divinidad, y así queda todo arreglado. Por el
contrario, San Pablo, cuando habla del mensaje que él anuncia, dice de forma
bien clara: “si tus
labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó
de entre los muertos, te salvarás” (Rm 10,
9). El secreto interior del que habla el poeta mexicano queda bastante lejos de
la fe de la que hablaba el apóstol.
Pero hay
otra cosa que llama la atención en el texto, y que es una expresión directa
acompañada por otras palabras. Leemos lo siguiente: “Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus fórmulas”. Para
cualquiera que tenga algo de familiaridad con la literatura esotérica, es fácil
deducir su matriz masónica. Además, es de muchos sabido que a Dios se le conoce
en las logias como “el Gran
Arquitecto del Universo”. Y otras palabras apoyan esta observación,
cuando Amado Nervo continúa escribiendo: “Antes de
ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente,
entra en tu interior y pregunta…”. Por eso señalé en la biografía
del mexicano como dato de interés su supuesta adscripción a la masonería. Lo
fuera o no, el texto tiene una clara influencia de las doctrinas masónicas.
Un
elemento importante a la hora de valorar el texto de Nervo lo he encontrado en
un profundo estudio de Ana Vigne,
investigadora de la Universidad de Toulouse, publicado en la revista
especializada Literatura
Mexicana. En este artículo, Vigne analiza el libro Plenitud (1917),
al que pertenece nuestro fragmento famoso del arquitecto. Y explica cómo en el ex libris de la
obra se reprodujo el monograma del anillo del autor, con sus iniciales
colocadas de una forma peculiar: “en
efecto, la A mayúscula presenta un grafismo que recuerda curiosamente el
compás, símbolo masónico muy conocido, y la N, puesta al revés, bien podría
equipararse a una escuadra, la otra figura que generalmente lo acompaña”.
La
estudiosa explica que el estilo del texto es meditativo, al modo de los
ejercicios espirituales. Además, señala que las imágenes empleadas conforman “una serie de metáforas que representan las dificultades del
hombre durante su existencia, y que estas imágenes forman una red semántica a
través del uso de un vocabulario que remite a la construcción y a la
arquitectura”. Un propósito ideológico que Ana Vigne constata a lo largo de
todo el libro, conscientemente escrito desde lo enigmático.
Además,
profundizando en Plenitud, la
investigadora apunta la influencia que tuvo en Amado Nervo un personaje
misterioso, fundamental en el esoterismo de la primera mitad del siglo XX: el
médico Arnold
Krumm-Heller (1876-1949),
conocido como el maestro Huiracocha, y que
tuvo un importante papel en la política y la cultura mexicana. Masón,
espiritista en ocasiones, teósofo y rosacruz, Krumm-Heller trabó amistad con
Nervo y, según Vigne, “esta
influencia de la retórica utilizada en los medios esotéricos va a llegar hasta
a falsear la escritura del poeta, contaminando su expresión poética con un
discurso donde se mezclan proselitismo y objetivo didáctico”. Sin
embargo, para no destruir su imagen de poeta místico asustando a los lectores,
el escritor mexicano habría difuminado el lenguaje esotérico en la obra,
llegando así, según la crítica literaria, a una “nueva
forma de expresión que conserva las imágenes poéticas, al mismo tiempo que
esconde la doctrina de la fraternidad rosacruz”.
Así
habría logrado un texto de alcance universal cuyo contenido oculto sólo podría
ser accesible para los iniciados. Ana Vigne se pregunta: ¿se trata de poemas en
prosa? Y contesta, al final de su estudio: fuera de unos fragmentos contados,
el objetivo de Nervo en este libro es “construir
un breviario cuyo hilo conductor sería la difusión de una doctrina esotérica, y
más exactamente rosacruz”. ¿Cuál es el problema, entonces? Lo que
sucedió en la realidad tras su publicación: un gran éxito entre los lectores
del poeta, que vieron simplemente un producto literario de carácter espiritual
y místico. Pero, en el fondo, su redacción es la de un maestro de una sociedad
secreta.
¿Cabe
este texto en una Misa? Claro que no. ¿Podría leerse con una aplicación
cristiana, pasado por el tamiz de la recta fe? Muy difícilmente. Lo curioso,
vuelvo a señalar, es que fuera leído en la celebración de la memoria de San
Ireneo de Lyon, autor de Adversus
haereses (Contra
los herejes), una excelente exposición de la fe católica hecha en polémica con
los gnósticos, que eran fuertes entonces y lo siguen siendo ahora, seguramente
de forma más sutil e imperceptible.
En este
libro, Ireneo advertía sobre los valentinianos: “Éstos,
en efecto, ante la multitud usan un tipo de predicación que llaman ‘común’ o
‘eclesiástica’, dirigida a los fieles de la Iglesia, para atrapar y seducir a
los más sencillos, haciéndoles creer que predican nuestra doctrina, a fin de
que más gente los oiga… Pero, una vez que han logrado apartar a algunos de la
fe, mediante cuestiones que les proponen y sin darles ocasión de presentar sus
objeciones, los apartan para enseñarles en secreto ‘el misterio del Pléroma’”.
Si San
Ireneo hubiera tenido la oportunidad, habría saltado tras la lectura del texto
de Amado Nervo en una eucaristía y habría repetido sus palabras, referidas
también a los herejes valentinianos: “Se
engañan todos aquellos que creen poder distinguir en sus palabras lo que es
verdadero de aquello que solamente lo aparenta: porque el error es convincente,
verosímil y oculto; en cambio la verdad no busca el secreto, y por eso ha sido
revelada a los pequeños”. Jesús es el camino, la verdad y la vida. Y
la verdad, como afirmaba el santo obispo lugdunense frente a todos los adeptos
del esoterismo –sea explícito o más sibilino–, no busca el secreto.
Luis
Santamaría del Río
En Acción Digital, 17/07/12
En Acción Digital, 17/07/12
Paradigma de dialogo fe y cultura
Ignacio
de Loyola, un humanismo-personalismo espiritual para hoy
Lo ignaciano se realiza desde una antropología integral
Agustín Ortega, 31 de julio de 2012 a las
09:11
Esta veta de la historia de la espiritualidad cristiana e
ignaciana: de nuevo se actualizaría y se renovaría en el siglo XX, con los
movimientos apostólicos, como los obreros (la JOC o la HOAC), y el Vaticano II
/>
San Ignacio(Agustín Ortega).- Ignacio
de Loyola, el ser humano y el santo, el místico y el hombre de acción, el
pobre humilde y fundador de una las instituciones más significativas de la
historia de la iglesia. No hay oposición entre estas diversas facetas de la
persona en Ignacio. Al contrario.
Ya que él supo
integrar, en una síntesis, lo mejor de un humanismo espiritual, que con
sus semillas en la renovación medieval con el movimiento mendicante de
Francisco de Asís y Santo Domingo, fue floreciendo entrada la edad moderna con
la época del renacimiento. Efectivamente en aquel tiempo convulso, con el
surgimiento de la reforma de Lutero y el humanismo de Erasmo o Tomás Moro,
Ignacio acogió e integró lo mejor de este humanismo renacentista con lo más
fecundo de la espiritualidad cristiana, sin rupturas humanas ni espirituales o
eclesiales.
Él fue paradigma
de dialogo fe y cultura, de fidelidad mística y comunitaria. En
Ignacio se da un crisol de épocas y culturas diversas, donde la tradición
bíblica-eclesial y la modernidad se dieron un abrazo fraterno y fecundo que da
sus frutos hasta hoy, como veremos.
Ignacio humanista o, diríamos hoy, personalista, sí, que integra el giro antropológico de la modernidad,
impulsado de manera decisiva por la fe cristiana, como sucederá asimismo de
forma culminante con la ilustración. Y asume éste renovada valoración del ser
humano, como el proyecto que Dios tiene para toda persona. Ni más ni menos. Los
seres humanos son llamados a la vida y existencia por Dios, para que desde este
Don de Dios que vivifica: viva con libertad en la co-responsabilidad adulta y
madura de gestionar y hacerse cargo de toda la realidad y de creación. Es
decir, unas personas libres y liberadas de las cosas al servicio de los otros,
de la humanidad para que cumplan el plan de Dios sobre la historia. Este es el
Principio y fundamento (PYF) de su obra clave, los Ejercicios Espirituales (EE
1-10), pedagogía espiritual de lo que fue su experiencia de vida.
En el PYF se muestra claramente este humanismo (personalismo)
espiritual de Ignacio. La persona es autor, centro y fin de cualquier cosa o realidad,
que está a su servicio y no al contrario. Más es un centro des-centrado a ese
proyecto de Dios, que tiene para el mundo de este ser humano, trascendente en
las cosas (Zubiri). Las personas se trascienden en la vida y en la historia,
donde buscamos, hallamos y encontramos a Dios que habita y trabaja en el mundo.
Dios que nos regala su amor, bienes y capacidades de todo tipo para que con
nuestras (obras) servicio en el amor, la compartamos con los otros, con toda la
humanidad. Así culminan los EE (230-237), con La Contemplación para Alcanzar
Amor.
Pero este proyecto de humanismo espiritual, como hemos indicado ya,
Ignacio no lo vivió solo. Sino que fue compartido por todo un grupo de personas
de una calidad mística muy honda, el conocido siglo (XVI) de oro español. Con
personas espirituales de la profundidad de San
Juan de Ávila, Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, la Escuela de Salamanca
con Vitoria, Soto y Bartolomé de Las Casas, etc. Un proyecto y
cultura compartida, que como se muestra en las 4 semanas de los EE y en la
mística de dicho siglo: una espiritualidad misionera y encarnada, con una
antropología integral en una escuela de la razón y del afecto, del pensamiento
y del sentimiento (sensibilidad), del cuerpo y del corazón; en la unión con
Jesús y su Humanidad, con el Cristo Pobre y Crucificado, desde y en la vida, en
la realidad global. Desde
la pobreza evangélica y humildad, en un amor liberador a la humanidad y, en
especial, a los pobres. Frente a todo afán (ídolo) de riqueza,
propiedad y poder, de injusticia y opresión, donde se compartan la vida, los
bienes y la propiedad de una forma fraternal y justa.
De esta forma, la fe bíblica y católica ha asumido el humanismo en
su perspectiva encarnada y socio-histórica, profética y crítica-ética. Esto es,
el humanismo se realiza desde y con aquellos a los que se les niega en la vida,
realidad e historia esta humanización, este ser-humano; es decir, desde y con
los pobres (empobrecidos y oprimidos, excluidos), con las víctimas de la
injusticia, la desigualdad y la opresión que no permite lo humano, la vida,
dignidad y protagonismo del ser humano. Y ello desde la fe y experiencia
(mística) de la Revelación de Dios, que en Jesús se hizo Pobre y Crucificado
por amor, en la entrega y servicio para que hubiera fraternidad, justicia y paz
en la humanidad, desde y con los pobres. Frente
a los ídolos del poder, la riqueza y la posesión que esclaviza y sacrifica la
vida humana, a los pobres y víctimas.
Como se observa, esta espiritualidad del siglo de oro hereda y
renueva lo mejor de la época monástica-patrística y mendicante, y mediará y se
actualizará, a posteriori, con las nuevas congregaciones religiosas y sus
espiritualidades como las de Vicente
de Paúl, A.M. Ligorio o José de Calasanz. Y toda esta veta de la historia
de la espiritualidad cristiana e ignaciana: de nuevo se actualizaría y se
renovaría en el siglo XX, con los movimientos apostólicos, como los obreros (la
JOC o la HOAC), y el Vaticano II, la teología contemporánea o las comunidades
eclesiales de base. Y que pudo y puede fecundar, en este sentido, una
espiritualidad laical en el compromiso por la justicia, la paz y la
transformación del mundo desde los pobres.
Aquí tenemos perspectivas, testimonios y pensadores tan
interesantes e importantes, en esta perspectiva humanista y personalista como
Cardijn (fundador de la JOC) y Mounier, principal representante de la filosofía
personalista. O G.
Rovirosa, E. Merino y T. Malagón, promotores de la HOAC en
España. Así la HOAC con Rovirosa, que bebió en las fuentes de la espiritualidad
ignaciana, ya desde principios de los años 40 del siglo XX promovió, en España,
un cristianismo y espiritualidad de encarnación. Con el protagonismo y
promoción de los obreros y pobres, contra las injusticias sociales de la
dictadura franquista y capitalista de entonces.
Y que frente al nacional-catolicismo en aquella época, fue puente
real de dialogo y fe (conversión) auténtica entre los obreros, pobres y gentes
de ese tiempo. Con
unos planteamientos espirituales, teológicos y pastorales precursores del
Vaticano II, que este Concilio y el posterior magisterio de la iglesia
consolidarían, en especial con la doctrina social de la iglesia. Un ejemplo
paradigmático de la aportación, fecunda e imprescindible, de la fe y el
cristianismo a todo este movimiento obrero y social, que influiría
decisivamente en otras posteriores experiencias liberadoras, Tales como las
comunidades eclesiales de base y la teología latinoamericana, con hombres como
G. Gutiérrez , H. Camara o Mons. Romero.
Asimismo, este amor y servicio de la fe que se realiza en la
justicia, desde (con) los pobres, es destacado en la identidad y vida
contemporánea de la Compañía de Jesús. La inseparabilidad del servicio a la fe
y la justicia desde la opción por los pobres, en el diálogo con las culturas y
las religiones: es definitoria de la misión actual de los jesuitas. De lo que fueron
testigos jesuitas
de la talla de T. de Chardin y A. Hurtado, K. Rahner, H. de Lubac y P. Arrupe,
o Rutilio Grade, L. Espinal e I. Ellacuría y sus compañeros mártires de la UCA. Ya que
esto se encuentra en el corazón de la espiritualidad ignaciana y su tradición e
historia: el seguimiento y unión con el Cristo Pobre y Crucificado, para la
misión y servicio del Reino con los pobres en el mundo y en la historia.
Lo ignaciano se realiza desde una antropología integral, que
abarca lo corpóreo-humano y lo espiritual, lo afectivo y lo teologal. Desde
la contemplación en la acción por la justicia y lo activo en la contemplación,
buscando, discerniendo y hallando así a Dios en la vida y en todas las cosas,
en toda la realidad y creación. Es decir, una vida espiritual desde y con Dios
en todas las cosas (servicio y compromiso por la justicia) y todas las cosas en
Dios (oración y contemplación desde la vida e historia). Una mistagogía
(saborear la trascendencia) en la escuela del corazón, del Amor en Jesús. Para así
transformar y renovar toda la humanidad, el mundo y el cosmos en el amor
liberador, en la libertad de la pobreza evangélica que ama y sirve a todas las
personas. Frente los ídolos de riqueza y el poder que dominan y oprimen. Con un
compromiso transformador de las relaciones, cultura y estructuras de mal, de
pecado e injustas que realice el bien más universal y global, con sus
mediaciones más adecuadas, en la vida, realidad (social e histórica) y en el
mundo
Que fecundidad tuvo y tiene este humanismo y personalismo para el
pensamiento, la cultura y la sociedad-mundo. Ahí esta también la vida y obra K. Wojtyla (Juan
Pablo II) que como han señalado muchos autores se inserta en esta filosofía y
pensamiento personalista comunitario, en sus distintas ramas. Con autores como
M. Scheler- del que hizo su doctorado en filosofía-, F. Rosenzweig y E.
Levinas, los ya mencionados E. Mounier y G. Rovirosa, X. Zubiri e I.
Ellacuría...Este personalismo pone el origen, centro y finalidad de toda
relación y estructura o sistema: en la persona, en su vida y dignidad; con una
base imprescindible en la acción o praxis con sentido e inter-relacional,
solidaria, social y transformadora de esta persona en el mundo y en la realidad
histórica.
Es una persona que tiene un carácter comunitario y social, que
vive y es libre en el servicio, la entrega y responsabilidad con los otros y
con la realidad social e histórica. Una personas que sirve y se compromete con
la comunidad y con la sociedad, para que se promueva la solidaridad, el bien
común universal y de la justicia internacional, frente al individualismo
insolidario del neoliberalismo/capitalismo. Este
personalismo de Juan Pablo II y Mounier, Rovirosa y Ellacuría:
antepone la vida y la dignidad del trabajador al capital, la pobreza solidaria
frente a la riqueza; la socialización y justa distribución de los bienes por
encima de la propiedad privada; una economía real, ética y humanizadora
(personalista) que libera de los ídolos del mercado y del beneficio, de la
injusticia de la usura y especulación.
Así, este personalismo ha fecundado y converge con la enseñanza social de la iglesia que considera inmoral tanto a la
ideología y sistema del neo-liberalismo, del capitalismo, como también al
colectivismo estatalista-stalinista. Ya que estas dos ideologías
atentan contra la dignidad y protagonismo de las personas, contra la justicia y
libertad real. Más allá de toda ideologización, el personalismo lucha contra
todo mal e injusticia, contra toda negación de la vida y dignidad de las personas,
venga de donde venga.
Busca la
verdad real, ajustarse a la realidad (social e histórica) en la praxis de la
justicia liberadora con los pobres. Y promueve el sentido, libertad y felicidad
de la persona, que se encuentra en el servicio y entrega de la vida para que
haya vida, fraternidad e igualdad en el mundo. Lo que diríamos hoy con ese otro
mundo posible, una globalización de la solidaridad, la justicia y la paz,
frente a la del capital y la guerra. Solo queda dar gracias a Dios por Ignacio
y por todos estos testimonios de humanismo espiritual, para que prosigamos este
camino místico, solidario y liberador.
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El
Consejo Mundial de las Iglesias convida a las comunidades cristianas a
celebrar el Dia Internacional de Oración por la Paz
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