lunes, 24 de octubre de 2011

Boletin noviembre 2011


Boletín
Comunidad Ecumenica Horeb-Carlos de Foucauld
Amistad e Intercesión ecuménica
 Nº 15 – NOVIEMBRE- AÑO 2011

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Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz


La peregrinación, eje del próximo encuentro por la paz en Asís
CIUDAD DEL VATICANO, martes 18 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- El próximo encuentro ecuménico de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo que se celebrará en Asís el 27 de octubre se centrará en el tema de la peregrinación.
La celebración, a los 25 años de la primera edición convocada por Juan Pablo II, fue presentada este martes en la Oficina de Información de la Santa Sede.
La peregrinación se simbolizará a través de la procesión de 176 representantes de diversas religiones a la plaza de San Francisco y se tratará en la oración que los participantes realizarán de manera privada.
En el encuentro, titulado Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz, tendrán lugar un diálogo y una oración que respetarán la identidad de cada individuo evitando caer en el sincretismo.
Lo dijo en la rueda de prensa el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson.
“Una de las críticas a la primera Asís de Juan Pablo II fue precisamente la proposición de sincretismo”, afirmó el cardenal Turkson.
Para evitar este concepto equívoco en el encuentro, “se ha querido respetar la identidad de cada uno de los participantes” y “cada uno rezará como cree”, precisó el purpurado.
Participación y solemnidad
Además de los católicos, budistas, hinduistas, musulmanes, sintoístas y otros representantes de las diversas tradiciones religiosas, el encuentro contará también con la participación de algunos no creyentes, ligada a la iniciativa El atrio de los gentiles.
Respecto a los musulmanes, tendrán una mayor presencia que en encuentros anteriores, a pesar de la congelación de las relaciones con la universidad de Al Azhar de El Cairo, tras el requerimiento del Papa de proteger a los cristianos coptos que sufrieron un atentado la noche de Navidad.
En Asís, los dirigentes de las delegaciones que saldrán al escenario con el Papa recibirán, en la plaza de San Francisco, al final de la Jornada, una lámpara que encenderán juntos.
El cardenal Turkson recordó la voluntad de “Benedicto XVI de querer solemnizar el 25º aniversario del histórico encuentro celebrado en Asís el 27 de octubre de 1986, por voluntad del beato Juan Pablo II”.
Por ello, él mismo irá como “peregrino a la ciudad de san Francisco e invitando nuevamente a unirse en este camino a los cristianos de diversas confesiones, los representantes de las tradiciones religiosas del mundo y, de manera ideal, a todos los hombres de buena voluntad”.

Respuestas comunes
“El objetivo de la jornada, ha recordado Benedicto XVI en Alemania durante el encuentro con las comunidades musulmanas, el pasado 23 de septiembre, es mostrar, con sencillez, que hombres religiosos y de buena voluntad desean ofrecer su especial contribución a la construcción de un mundo mejor, reconociendo al mismo tiempo la necesidad, para la eficacia de la acción, de crecer en el diálogo y en la estima recíproca”, explicó el cardenal.
Y añadió: “Todavía hoy, como hace 25 años, el mundo necesita paz”. Según el cardenal, “tras 25 años de colaboración entre las religiones y de testimonio común es momento de balances y de relanzamiento del compromiso, frente a nuevos desafíos”.
“Los desafíos se encuentran en la crisis financiera y económica que dura más de lo previsto, en la crisis de las instituciones democráticas y sociales, en la crisis alimentaria y ambiental, en las migraciones bíblicas, en formas más sutiles de colonialismo, en los continuos flagelos de la pobreza y del hambre, en el indómito terrorismo internacional, en las crecientes desigualdades y en las discriminaciones religiosas”, apuntó.
Ante los recientes acontecimientos de Egipto y de otras regiones del mundo, “hay que decir “no” a cualquier instrumentalización de la religión”, dijo el cardenal Turkson.
“La violencia entre religiones es un escándalo que desnaturaliza la verdadera identidad de la religión, vela el rostro de Dios y aleja de la fe”, destacó Turkson.
“El camino de las religiones hacia la justicia y la paz -prosiguió-, como compromiso primario de la conciencia que anhela lo verdadero y el bien, no puede caracterizarse más que por una común búsqueda de la verdad”.
“La búsqueda de la verdad es premisa para conocerse mejor, para vencer toda forma de prejuicio, pero también de sincretismo, que ofusca la identidad”, señaló.
Y prosiguió: “Participar todos de un camino común de búsqueda de la verdad significa reconocer la propia especificidad sobre la base de lo que nos hace iguales -todos somos capaces de verdad- y distintos a la vez”.
La búsqueda de la verdad -añadió- es condición para abatir el fanatismo y el fundamentalismo, para los cuales la paz se obtiene con la imposición a los demás de las propias convicciones” y “condición para superar la babel de las lenguas y ese laicismo que intenta marginar de la familia humana Aquel es el Principio y el Fin”.
Programa
El cardenal anticipó el programa del encuentro: “A la llegada a Asís, se irá a la basílica de Santa María de los Ángeles, donde tendrá lugar un momento de conmemoración de los encuentros anteriores y de profundización en el tema de la jornada”, explicó.
Allí intervendrán el Papa y representantes de algunas delegaciones presentes.
“Seguirá una comida ligera, compartida por los delegados: una comida muestra de la sobriedad, que intenta expresar el encontrarse juntos en fraternidad y, al mismo tiempo, la participación en los sufrimientos de tantos hombres y mujeres que no conocen la paz”, continuó.
Después se dejará un tiempo de silencio para la reflexión personal y para la oración”, añadió.
Por la tarde, todos los presentes en Asís participarán en un camino que se dirigirá a la basílica de San Francisco.
Será una peregrinación en silencio en la que participarán en el último tramo también los miembros de las delegaciones.
Con ella, destacó, “se intenta simbolizar el camino de todo ser humano en la búsqueda asidua de la verdad y en la construcción efectiva de la justicia y de la paz”.
En la rueda de prensa, también participaron el secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, monseñor Mario Toso; el secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, monseñor Pier Luigi Celata, y el encargado de la Sección oriental del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Andrea Palmieri.
Asistieron además el subsecretario del Consejo Pontificio de la Cultura, monseñor Melchor José Sánchez de Toca y Alameda, y el director del Atrio de los gentiles, del Consejo Pontificio de la Cultura, el padre Jean-Marie Laurent Mazas.

Las exigencias del ecumenismo
Entrevista con el Secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos
ROMA, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org). – La oración de Cristo en la Última Cena deja claro que quiere que su Iglesia esté unida. El ecumenismo es la práctica de descubrir "cómo hay que entender y poner en práctica este deseo de Cristo".
Esta es la reflexión que ofrece monseñor Brian Farrell, secretario del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos.
Farrell, de 67 años, ha hablado con el programa de televisión "Dios llora en la Tierra" de la Catholic Radio and Television Network (CRTN), en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada.
- Excelencia, usted es ciudadano irlandés. ¿Cómo es que está usted aquí en Roma, trabajando para este Consejo?
Monseñor Farrell: Empecé queriendo ser misionero en América Latina y acabé pasando 25 años de mi vida aquí, en Roma. Ha sido un extraño viaje.
- Usted trabaja como secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. ¿Ha sido el tema de la unidad algo cercano a usted?
Monseñor Farrell: Diría que sí. Crecí con amigos anglicanos y metodistas, muy queridos, y siempre estuve interesado en las razones por las que no podían entrar en mi iglesia y por las que yo no podía ir a las suyas, y por qué debían ser distintas. Pero, aquel era un interés infantil.
Cuando volví a Roma, después de varios años de actividad como joven sacerdote, tuve que elegir un tema para mi tesis doctoral, por lo que escogí hacer algo en este campo. Presenté una tesis en la Universidad Gregoriana, que, antes incluso de terminarla en cierto sentido ya era un libro muerto, puesto que por aquella época comencé a trabajar en la Secretaría de Estado - en una clase de mundo totalmente diferente - y permanecí allí hasta casi el final del pontificado del Papa Juan Pablo II.
La tesis quedó olvidada. Hasta que un día, de repente, precisamente un año antes de que muriera el Papa, me nombró secretario del Consejo para la Unidad de los Cristianos, y todo volvió a tener sentido.
- ¿Cuáles son los objetivos de este Consejo?
Monseñor Farrell: El consejo se creó poco antes del concilio Vaticano II como un instrumento con el que el Papa Juan XXIII quería introducir, en los debates del concilio Vaticano II, su preocupación por la unidad de las Iglesias. Y el concilio Vaticano II, mientras todos los obispos del mundo estuvieron aquí, jugó un papel muy eficaz en lo que yo llamaría educar a los obispos en la verdadera naturaleza de la Iglesia, y en nuestra verdadera relación con aquellos bautizados que, hablando en general, antes del concilio Vaticano II siempre se consideraron fuera de la Iglesia.
Durante los cuatro años que duró el concilio, los obispos aprendieron, gracias a sus debates, gracias a la presencia de observadores de las Iglesias ortodoxas y de las comunidades protestantes, y muchas cosas más. Tras tres años fueron capaces de firmar casi por unanimidad un documento en el que reconocíamos que con todos los bautizados, con todas las demás Iglesias y comunidades cristianas teníamos una comunión verdadera, aunque incompleta, pero verdadera.
- El Papa Benedicto XVI ha hecho de este diálogo ecuménico - en especial con la Iglesia ortodoxa rusa - una prioridad de su pontificado. ¿Por qué es una prioridad para este Papa?
Monseñor Farrell: Déjeme comenzar diciendo que sí hay un cierta prioridad (con la Iglesia ortodoxa rusa) porque es la mayor de todas las Iglesias ortodoxas. Pero, este interés y deseo de una mayor comunión con la Iglesia ortodoxa abraza a todo el mundo ortodoxo hasta el punto de que nuestro diálogo teológico con la Ortodoxia no es con una Iglesia ortodoxa en particular. Hemos acordado desde el principio que tiene que ser con todas ellas juntas, porque todas juntas forman una unidad. Tienen los mismos principios, tienen las mismas estructuras y tienen la misma tradición, los mismos valores y belleza litúrgica. Así que actúan como una en el diálogo teológico.
Tenemos también relaciones bilaterales directas con cada una de estas Iglesias ortodoxas individuales y, desde el concilio Vaticano II, estas relaciones se han desarrollado enormemente. Con algunas Iglesias ha sido más rápido que con otras, con algunas ha sido más profundo que con otras, pero podemos decir que con todas las Iglesias ortodoxas, sin exclusión, tenemos en este momento un contacto muy amistoso, muy abierto y muy constante y se colabora de muchas formas. Cuando el Papa Benedicto XVI dice que sí, que el diálogo con las Iglesias ortodoxas es una prioridad, esto está claro, y si me pregunta por qué me limitaré a decir porque están muy cerca de nosotros. Tenemos la misma fe, tenemos los mismos sacramentos, tenemos la misma sucesión apostólica; por eso consideramos que cada uno de sus obispos y de sus sacerdotes son verdaderos obispos y verdaderos sacerdotes. En eso tenemos una cercanía que no tenemos con ninguna otra comunidad cristiana.
- ¿En qué no hemos logrado hacer un puente? ¿En qué no hemos sido capaces de llegar a la unidad?
Monseñor Farrell: Esta es una pregunta muy difícil de responder en pocas palabras. Se necesitan volúmenes, se necesitan bibliotecas enteras, se necesitan años de debate para averiguar dónde estamos unos respecto a otros.
- Han sido mil años de separación...
Monseñor Farrell: Se necesitará mucho tiempo para aprender a vivir unos con otros, a reconocernos de verdad unos a otros como hermanos y hermanas en la misma Iglesia. Y esto me lleva a un elemento muy importante, que creo que es absolutamente necesario si uno quiere comprender todo lo que es el ecumenismo. El ecumenismo no es como la política entre gobiernos o la política internacional, en la que se tiene un objetivo común y se pueden lograr compromisos para alcanzarlo - en la que hay estrategias y tácticas, etc. El ecumenismo es descubrir lo que Dios quiere y cómo lo quiere.
Sabemos que el deseo de Cristo para la Iglesia es la unidad; por esto oró la noche antes de morir. Sabemos que esta unidad ha sido rota casi desde el principio. Nuestro esfuerzo ecuménico es descubrir cómo hay que entender este deseo de Cristo y ponerlo en práctica. Tiene que ver no sólo con las relaciones personales. Tiene que ver, sobre todo, con lo que llamamos comunión. Comunión significa participar, compartir todos esos dones, todas esas gracias que Cristo ha transmitido a la Iglesia por el Espíritu Santo. El ecumenismo es cuestión de que todos seamos mejores receptores de todo lo que Cristo quiere que se haga vivo en su Iglesia. Como puede ver es una pregunta muy profunda y muy difícil. Implica no sólo el pensamiento, no sólo la teología, implica sobre todo la vivencia de la vida cristiana. Se trata sobre todo de hasta qué punto es profunda nuestra fe.
El día en que seamos capaces de sentarnos junto a los ortodoxos y decir que no hay nada más que nos divida, estaremos unidos y haremos, en realidad, un acto de fe. Y si trato de imaginar cómo será ese día, estoy seguro de que será una especie de gran celebración litúrgica en la que haremos profesión de nuestra fe. Ahora bien, esto implica a toda la persona, esto implica la vida; nos compromete a nosotros mismos. En ese sentido el ecumenismo es muy exigente. No es sólo una cuestión de acuerdos aquí y allí entre gentes de iglesia; significa que todo el cuerpo de la Iglesia ha de asimilar esta mayor fidelidad a Cristo y al Evangelio. Queda muchísimo trabajo por hacer.
* * *
Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para "Dios llora en la Tierra", un programa semanal de Catholic Radio and Television Network en colaboración con la institución católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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